3 consejos para aprender a controlar y aprovechar el poder de tus pensamientos
No hay nada más peligroso para un emprendedor que el pensamiento mágico prometedor de resultados rápidos a cambio de actitud, repetición de frases o visualizaciones.
Sin embargo, es cierto que nuestros pensamientos son poderosos y que pueden ayudarnos a encarar mejor las situaciones difíciles, encontrar soluciones, relacionarnos más sanamente con los demás y a motivarnos. Por eso, vale la pena hablar de cómo aprovechar el pensamiento positivo para nuestro crecimiento personal y el del negocio.
Quizás estás enfrentado una situación como una caída en las ventas, incumplimiento de tus colaboradores con su trabajo o simplemente te sientes desalentado por lo difíciles que han sido los últimos meses. Lo peor que puedes hacer es concluir que tienes “mala suerte”, que tus clientes nunca valorarán tu trabajo o que en definitiva emprender no es lo tuyo.
Para contrarrestar esos pensamientos, concéntrate en transformar tu manera de ver los sucesos reemplazando los pronósticos más negros por la esperanza, y percibiendo cada nuevo día como una oportunidad para avanzar un paso más. ¡Veamos cómo lograrlo!
1.- Recuerda cuál es tu “por qué”
Como mencionamos, muchos creen que tener un pensamiento positivo es tener “buena onda” y no dejarse ganar nunca por la tristeza o el temor; cuando en sí se trata exactamente de todo lo contrario, es decir, tienes que afrontar los momentos difíciles enfocados en las posibilidades y en nuestras fortalezas; sobre todo, en el verdadero sentido que tienen las cosas.
En el caso del negocio, si tu único objetivo es hacer dinero o ser reconocido por tus conocidos, por supuesto que cuando las cosas se pongan difíciles sentirás que no vales nada. En cambio, si sabes quién eres sin olvidarte de todo lo que has logrado, cuáles son tus valores, qué te apasiona y cuál es el impacto que quieres tener en la vida de los demás: atravesarás las tormentas mejor preparado.
2.- Revisa la imagen que tienes de ti mismo
¿Cuál es la historia que te cuentas a ti mismo cuando hay un problema en la empresa o en tu relación de pareja? ¿Qué piensas de ti mismo y de cómo haces las cosas? La realidad es que, si estás convencido de que eres poco inteligente, o de que no tienes talento, será difícil que tengas éxito solo a base de suerte.
Por supuesto que no se trata de tener una imagen distorsionada de uno mismo o de creer que somos mejor que los demás, pero sí de tener claras nuestras capacidades y de alejarse de pensamientos catastróficos que a veces nos llegan de las personas que más nos quieren y no dejan de repetirnos que llegó la hora de buscar un empleo.
Para mejorar tu propia percepción, primero diagnóstica qué pensamientos se disparan automáticamente en tu cabeza cuando tienes un problema. Después, busca en libros de autoayuda orientación para cambiar esa imagen, practica la meditación o, en los casos más serios, pide ayuda a un psicólogo. De nuevo, ¡cuidado con las fórmulas de los gurúes del pensamiento mágico!
3.- Date espacios para consentirte.
Por último, no olvides que no podemos tener un buen estado de ánimo si vivimos agotados, angustiados y pensamos solo en el trabajo. Para aprovechar el poder del pensamiento positivo y alimentar nuestra autoestima, es vital que nos “apapachemos” con una buena alimentación, ejercicio y momentos de diversión. Cultiva algún pasatiempo, como la práctica de un instrumento musical o el montañismo. Además, no olvides la importancia de las relaciones personales y de los encuentros con familiares, amigos o incluso clientes con los que tengas una relación más cercana. Donde haya gratitud, cercanía y empatía, ¡ahí es!